Mornés ¿qué nos dice hoy?

Han pasado muchos años, pero el espíritu de Mornés está aún vivo y nos habla. Sí, nos habla del amor de Dios, del sacrificio de las primeras hermanas, de una vida entregada por los demás, de un silencio operante, de un trabajo constante y asiduo por la salvación de los jóvenes.
Sí, nos habla también de un estilo de fraternidad, que se debe encontrar en la práctica, superando, con la gracia de Dios, algunos obstáculos debidos a los temperamentos y a las diversas proveniencias.
La primeras FMA estaban atentas a no dar espacio ni a protagonismos ni a desánimos; esto lo podemos ver en la siguiente afirmación: «No pretendemos hijas sin defectos, sino que no hagan paz con ellos» (Maccono, vol.I,1960, p.361), esto nos dice del fuerte deseo de estas hermanas de un trabajo interior, sobre sí mismas, sólido y profundo.
Nos habla de una misión apostólica encarnada en la vida ordinaria. Para las primeras hermanas no había un antes y un después en la misión: la asistencia en el patio, la oración con y por las jóvenes, eran una sola cosa.

Vivían en un tiempo en el que las palabras no abundaban, y las que se decían encontraban, generalmente, fuerte respuesta en la vida práctica. A diferencia de nuestro tiempo en que sobreabundan las palabras y no hay una respuesta en la vida.
Madre Mazzarello con su vida nos motiva a vivir esta unidad entre oración y apostolado, entre mi salvación y la de los jóvenes.

Es bello recordar el momento en que María Mazzarello hizo a Petronilla la propuesta de dedicarse a las jovencitas. «Nosotras tenemos el gran deseo de salvar nuestra alma, haciendo el bien las jovencitas» (Cronistoria, 1976, vol.1, p.98). Aquí podemos tener clara la visión de la Madre: para ella existe una estrecha relación entre vida espiritual y misión apostólica. De pronto llega a mi mente, pensando en vosotros, queridos Cooperadores, el deseo de Don Bosco. ¿lo recordáis?
«Así, los que quieran ejercitar la caridad trabajando por la salvación de las almas, además de la gracia inmensa proclamada por San Agustín: animam salvasti, animam tuam praedestinasti, (Salvaste almas, predestinaste la tuya), aseguran un gran tesoro para sus almas gracias a las santas indulgencias. El Señor Dios, rico de gracias y de bendiciones, derrame copiosos sus celestes favores sobre todos los que dedican su trabajo a ganar las almas a Jesús Salvador, a hacer el bien a la juventud expuesta a tantos peligros» (RDB. Al lector).
Nuestros Fundadores con su vida nos han enseñado que nada se puede hacer en orden a la salvación si no se permanece estrechamente unidos a Cristo, y contemporáneamente llegamos a ser mediadores de la gracia para los demás. Por este motivo estamos llamados a vivir siempre en camino en la vía del amor, para que el apostolado pueda alcanzar su fin: el encuentro de los jóvenes con Cristo. Este es el espíritu de Mornés, el espíritu de Valdocco: «el espíritu salesiano es una típica experiencia evangélica que tiene su fuente en el mismo corazón de Cristo, que lanza a la entrega y al servicio a cuantos lo viven. Se alimenta en el empeño por vivir la caridad apostólica, principio interior dinámico que unifica la pasión por Dios y la pasión por el prójimo» (PVA, S.13).
Mornés nos dice hoy que no podemos permanecer cerrados dentro de nosotros, dentro de nuestras paredes, en nuestras seguridades. La primera comunidad no pensaba nunca en salir de Mornés… pero, apenas don Bosco dice: “No más sólo en Mornés”, las Hijas de María Auxiliadora estarán presentes en el pueblo monferrino de Borgo San Martino, para prestar diversos servicios al colegio de los salesianos. Una opción que parece insignificante… pero todo lo cambia, porque hasta aquel momento, ninguna pensaba dejar Mornés, aquel era el lugar donde siempre habrían de vivir. Ellas no pensaban en una vida fuera de las colinas. Y, en cambio, las espera el mundo.
En su breve vida, en sus brevísimos años como Madre, María Mazzarello logrará acompañarlas a otros lugares: al Piamonte, a Francia, y luego, sobre la nave de Génova, enviará la primeras expediciones femeninas a la América Latina. Lo que les ha enseñado en los años vividos en Mornés… ahora podrán vivirlo en todo el mundo.
Para vosotros, queridos Salesianos Cooperadores, este aspecto misionero es muy fuerte en el PVA. Por ejemplo, en los Estatutos aparecen 17 artículos donde se presenta vuestra vocación con un rostro y una tarea misionera, con un apostolado concreto hacia la Iglesia y la sociedad; y en el Reglamento aparece esta voz en 8 artículos. Por lo tanto, no podemos olvidarnos de que esta dimensión esencial de vuestra vocación, es parte inherente de vuestra identidad carismática salesiana: «Sentirse llamados y enviados a una misión concreta: contribuir a la salvación de la juventud, empeñados en la misma misión juvenil y popular de Don Bosco» (PVA, S. 2). Permitid que os diga esto: un salesiano cooperador encerrado en sí mismo, en su Centro… no es un verdadero salesiano como Don Bosco lo quería, ni como Dios lo soñaba para estos tiempos.
En este año de la misericordia, Madre Mazzarello nos habla al corazón, aunque no haya escrito nada sobre la misericordia. En sus 68 cartas la palabra misericordia aparece en modo explícito una sola vez. Sin embargo, descubrimos en ella una vida de santidad señalada por la misericordia. En sus cartas encontramos muchas llamadas a vivir la caridad fraterna, raíz de su mensaje espiritual; y tantas llamadas a “estar alegre”, porque “la alegría es signo de un corazón que ama mucho al Señor” (L 60). Podemos decir que ella no ha teorizado la misericordia, pero la ha vivido en primera persona y con todos los que estaban a su lado. Una misericordia que se hace cercanía atenta y premurosa a las hermanas y a los jóvenes , como sabiduría en el orientarlos al corazón del Evangelio, a la caridad. Se observa su delicadeza materna y misericordiosa hacia la fragilidad y las debilidades de sus hijas, de las comunidades y su capacidad para orientarlas al corazón mismo de la misericordia: Jesús. Para nosotros hoy, la misericordia se concretiza en la caridad pastoral como lo dice el PVA en el art. 15: «El corazón del espíritu salesiano es la caridad apostólica y pastoral. Esta hace presente entre los jóvenes la misericordia del Padre. El amor salvífico de Cristo y la fuerza del Espíritu Santo».
Podemos preguntarnos: ¿cuáles son los gestos concretos de la misericordia que estoy viviendo en este año santo?
Mornés Nos habla del gozo que existe en un corazón que ama plenamente en una única dinámica de amor a Dios y a toda persona. Nos habla del calor y del afecto. De creatividad al afrontar las dificultades. Madre Mazzarello repite constantemente: «Estad alegres… y siempre alegres, no os ofendáis nunca, más bien, si os dais cuenta de que alguna necesita algún consuelo, dádselo y consolaos y ayudados unas a otras, …» (Carta de MM, 26). Para la Madre, estar alegre no era sólo un momento de alegría o de satisfacción a nivel puramente psicológico: es el resultado de una verdadera integración vital entre los componentes psicológicos, morales y espirituales de la persona, que alcanza de tal modo una actitud de profunda estabilidad. Para ella, sin duda, es el resultado de una grande humildad, de una serena aceptación de sí, y de la realidad, de un encuentro profundo y transformante con Dios. Mornés nos dice hoy: Ánimo, no tengáis miedo de gastar la vida por los demás,; no tengáis miedo de gritar en todos los caminos que el amor de Dios es más fuerte que nuestras debilidades y que nos hace salir de nosotros; no tengáis miedo de soñar en grande y de vivir con libertad todo lo que requiere la caridad.
Mornés nos recuerda que María es una PRESENCIA VIVA, pidámosle a Ella que nos ayude a vivir como Dios y nuestros Fundadores sueñan todavía hoy para nosotros: SSCC, SDB e FMA comprometidos en la construcción del Reino de Dios.

Sor Leslye Sándigo.